La contratación de los seguros de vida es algo que, aunque parezca mentira, aún echa para atrás a muchas personas. La tendencia a dar todo por sentado hace creer absurdo pagar una cuota por si ocurren accidentes y otras situaciones imprevistas, cuando en realidad es una manera de no dejar en la estacada a familiares u otros seres queridos.

Nadie quiere pensar en tragedias, pero en el caso de que pueda darse, siempre es mejor que estés prevenido.

Un caso de éxito de contratación de un seguro de vida

Un ejemplo satisfactorio de cómo un seguro de vida puede resolver problemas imprevistos, lo recoge la revista Forbes. Es la historia de un feliz matrimonio, el de Cathy y James. Ella, con sólo 21 años, se casó con él en el año 1978

En el reportaje que la famosa revista hizo sobre su caso, Cathy relató que realmente nunca le había dado especial importancia a la idea de contratar una póliza de seguro de vida para ninguno de los dos. Incluso confesó que a ella le daba miedo pensar en llevar a cabo la contratación, como si el mero hecho de hacerlo fuera una llamada a la tragedia. A pesar de sus reticencias, su marido James insistió en contratar el seguro, y Cathy acabó cediendo, consciente de que su pensamiento era irracional. 

Al pasar cinco años, James acabó falleciendo de forma trágica. Cathy, además de afrontar el consiguiente duelo, tuvo que enfrentarse a asuntos financieros que quedaban pendientes a raíz de la muerte de su esposo, y fue gracias al beneficio del seguro de vida de su marido que pudo salir del atolladero. 

Esta es sólo una de millones de historias en que los seguros de vida acaban salvando vidas tras la pérdida de otras. Un ejemplo más de hasta qué punto puedes necesitar este tipo de póliza.